Psicoanalizando London (volumen I)

Aquí les presento, caballeras y señores, una nueva sección bloguera y olé...

Dado que Londres es la ciudad más peculiar en la que he vivido nunca (y no es que haya vivido en cienes y cienes de ciudades, don't misunderstand me, pero sí en las suficientes como para poder percibir lo especial que es ésta) y dado que me gusta analizar un comportamiento social más que a un tonto un silbido, he decidido empezar a enumerar las rarezas londinenses, para que quien me lea comprenda mi creciente perjuicio mental.


La gente en Londres CORRE!! Corre aunque no tenga prisa... Y es contagioso.

Y esto pasa especialmente en el metro...Entras, pasas tu Oyster y PUM!! Empieza la carrera! Despavoridos hacia la escalera mecánica a grito de tonto el último.... Yuhuuuuuuu

Pelotón de salida a la entrada de la escalera mecánica, aplastamiento general con aromaterapia (de la mala, malísima) y a esperar a tocar suelo móvil...

Una vez en la escalera y a punto de desmayo suele predominar una tendencia al descanso (por aquello de que la escalera se mueve sola), aunque siempre sorprenden algunos motivados (presumo que son siempre ingleses) que bajan las escaleras de 7 en 7.

Nueva fase de piernas non stop por los túneles de la Londres subterránea (con suerte con algún músico amenizando la ocasión). Avistamiento lejano de la vía, aceleramiento del corazón, emoción y/o angustia...

Llegada inminente a la vía y de repente todo el mundo hace su spring final y corre hacia ella y tú dices, CORRAMOS!!! Y no entiendes por qué, pero corres, corres como si se te fuera la vida, corres como si el mañana no existiera, como si se acabara el mundo, como si un cohete te poseyera, como si por correr se acabara el hambre en el mundo...

Y allí estás, metida en un vagón de metro, con la lengua fuera, sin saber ni a dónde vas, ni de dónde vienes, ni obi oba, cada día te quiero más, ni ná de ná... Y sobre todo y lo más frustrante, sin saber en que puto puesto de la carrera has quedado...

London I love you...