Thursday, November 6, 2008

aesthetics or smell?

Otra anécdota absurda.......



Primeros días de Julio....quinta mudanza de mi vida (o sexta, ya ni me acuerdo....soy una nómada sin remedio). Dos amigas mías dejan su piso y deciden darme todo lo que les sobra: comida, productos de limpieza, plancha, batidora......................y esta bonita lampara oriental de color mandarina. Y yo encantada de la vida......hace juego con mi sofá.



La desgracia vino después......De repente..........llegó el olor. No sé qué capacidad sobrenatural tengo para los olores, pero creo que he heredado el olfato de alguna vida animal anterior. De hecho, y aunque creo que esto es algo que le ocurre a todo el mundo, los recuerdos más nítidos de cosas que me han ido pasando en mi vida me vienen a partir de olores....Me encanta andar por la calle investigando las ráfagas olorosas que va dejando la gente, en busca de esos recuerdos (aunque por supuesto no siempre son buenos.....ni los recuerdos.....ni los olores).

Pues bien, la bonita lámpara oriental de color mandarina a juego con mi sofá desprende un olor de lo más desagradable. Creo que el problema es que la piel de la que está hecha no se curó bien, o vete tú a saber.......El caso es que estando yo en mi sofá un día de verano empecé a notar este olor nauseabundo y creo que tardé varios días en descubrir su procedencia.....¿Cómo me iba a imaginar que era la lámpara? Limpié mil veces, compré cuarenta mil tipos de ambientador y aquel olor que impregnaba mi salón no desaparecía.

Y llegó el día del descubrimiento......sentada en el suelo haciéndome una cutre-maqueta lo sentí más fuerte que nunca.......y miré a mi lámpara y mi lámpara avergonzada no tuvo más que confesar......Y qué pena me dió.....tan bonita y tan nauseabunda. Así que decidí darle una oportunidad.....Probé todo tipo de remedios caseros para que el olor desapareciera, pero lo único que conseguí fue empeorar la situación (la colonia de bebés mezclada con ese olor no es lo más recomendable). Así que, tras días de intentos fallidos y aceptando que el problema jamás se resolvería, la encerré en la despensa......sola y apagada.....

Qué desgracia........con lo maravillosa que era mi lámpara.....

8 comments:

maría said...

Ayer nos dejamos el té en el fuego durante un tiempo infinito. Hoy mi cocina huele a tostador gigante y la bolsita de té no la reconocerían ni los del csi

Carmen Chamorro said...

Aún recuerdo yo un día en Londres que puse la cafetera con su café, tan bonica,......pero sin agua. El olor a goma quemada, que ocupa uno de los primeros puestos en la lista de olores desagradables, impregnó mi casa durante días....He de decir que esto a mí me pasa veces mil, pero con la gran suerte de que normalmente lo que se me olvida es el café. ¿Lo mejor? La cara que se me queda cuando veo ese agua calentita y de color chungo amarronado.

maría said...

nosotros hemos gastado nuestras reservas de incienso

Anonymous said...

no se ccomo sera de desagradabel el olor de tu lampara aunque seguro q no huele a mandarinas. No te digo nada de como es un olor a pañal...

Carmen Chamorro said...

Fíjate tú que aunque ahí ponga anónimo, me da a mí que sé quién es......María, yo no se por qué, pero a mi el incienso me marea.....o no es incienso???

Anonymous said...

...tengo que decir a favor de la lámpara que ha salido de su oscuro escondite y ha vuelto a relucir su belleza y hedor en nuestro salón de la casa, encima de una decorativa caja marrón de embalar. Creo que hacen una pareja perfecta: mientras que una es bonita pero con un defecto enorme, la caja que, aunque no es demasiado guapa, es cariñosa, sencilla, apoya a la lámpara, la quiere y la mima... todo una relación ejemplar, si señor. Espero que tengan hijos pronto.

Unknown said...

Desgraciadamente, compañera de nevera, en tus días de ausencia espiritual se ha producido una ruptura obligada. La lámpara, aunque imploró perdón y juró comenzar a cuidar su higiene personal, ha sido definitivamente separada de su amada caja.
Aparte, por supuesto, del hedor ya mencionado, esta relación lésbica no podía continuar con esas paupérrimas bases de convivencia. La caja, siempre sumisa, era quien lo daba todo: apoyo, cariño y amor desinteresados, mientras que la lámpara, lejos de aportar cosas bellas a la relación, sólo manifestaba un enfermizo egoismo que terminó por ir rompiendo la caja. Así pues y en un momento de racionalidad, tomé la decisión de acabar con esa mentira y con ese sufrimiento..... El sufrimiento de la caja y en consecuencia el nuestro. Ahora, y escribo esto con lágrimas en los ojos, la caja está y se siente vacía.....Tiempo al tiempo, dicen por ahí....

Anonymous said...

... me siento extrañamente familiarizada con una de las dos... tú ya sabes cuál es...