
Desde hace casi tres meses vivo en un piso que está al lado de una iglesia. En un principio a mí ésto ni me iba, ni me venía. Bueno, a decir verdad me viene cojonudo para explicarle a la gente dónde vivo. "Tiras por esa calle y cuando veas una iglesia: al lao".........Pero la cosa es que, fuera de eso, ni me iba ni me venía.......................Ni me iba ni me venía hasta que las que empezaron a ir y venir fueron las campanas de la iglesia.....¡Qué infierno! Todos los días, sin falta, suenan a las 8 de la tarde y, madre mía, deben de tener ahí al jorobado de Notre Dame, ayudado por el Increible Hulk para hacerlas sonar, porque se te mete el sonido dentro del cuerpo y la adrenalina se te pone por las nubes. Así no me extraña que se vaya todo el mundo "escupío" a escuchar al cura. Aunque a mí de lo que me dan ganas es de ir a partirle la cara. Pero, señores, esto no termina aquí, porque si ya es insoportable escuchar las campanadas infernales por la tarde, ¡¡¡imaginaos los domingos por la mañana!!!! En verano te daban una horilla más para dormir (sonaban a las 12), pero a partir de septiembre han empezado a sonar a las 11 de la mañana y yo ya no sé si coger y subirme al campanario para tirarme desde allí, ir a cargarme al cura o meterme a creyente e ir todos los días a misa, a ver si así se me quita la mala hostia esta que manejo. El caso es que esta gente debería saber que es pecado despertar a una persona que se ha acostado a las 7 de la mañana después de pegarse un fiestón y que tiene una resaca digna de cuatro cajas de paracetamol y 7 litros de agua. Lo dicho, vaya infierno........(el mismo infierno al que voy a ir por todas estas blasfemias) AMEN
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