My new flatmate

El otro día, en un momento de descanso en el que decidí pegarme una ducha, me encontré con una salamanquesa en el cuarto de baño...... Al principio me dieron los veinte mil repeluses......Salí de allí escupida, cerré la puerta, volví a mi habitación y me senté en la cama a reflexionar sobre tal acontecimiento (sepan los más avispadillos que aún no estaba desnuda, así que absténganse de crear imágenes inexistentes). Los que me conocen saben que tengo una aracnofobia infernal y el que no lo sepa tiene suerte......es una de mis facetas más enfermizas. El caso es que no tenía yo determinada una reacción ante las salamanquesas (no me he topado con muchas en mi vida) y el hecho de sentarme a reflexionar sobre el tema fue precisamente para debatir conmigo misma si les tenía fobia o no. Entonces, en un momento de autocontrol mental, pensé que qué me había a mi hecho ese pobre animal para empezar a odiarlo sin razón evidente y decidí que pasaba de más fobias, que con la de las arañas y la de los aviones iba sobrada. Así que fui a por un recogedor y me dispuse a atraparla para echarla a la calle (una cosa es que no les tenga fobia y otra muy distinta es que las deje vivir en mi cuarto de baño). Y allí me planté de nuevo en el baño, recogedor en mano, ciento volando, y esta salamanquesa astuta me vio y se metió en lo que parece ser su hogar: la parte trasera de mi espejo..........y allí sigue....La he vuelto a ver un par de veces, pero, cada vez que voy a buscar el recogedor, la muy lagarta (y nunca mejor dicho), se escapa a su rincón........tras el espejo. Pero, señores, hay algo bueno en todo esto.............Ya entiendo el porqué de verme tan mala cara últimamente.....