Recuerdos Cortos (Volumen XV)

  "Los días de mi infancia en los que mi padre destinaba sus horas a enseñarme a pronunciar la ERRE de perro, de rabo y de ruina, de reina y de rima, de raudo y de Roma... Y toma que toma...

 Y, si bien mi progenitor hacía uso de las herramientas más desarrolladas en logopedia (entre las que podemos encontrar la de ponerme a pronunciar cosas tales como "El perro de San Roque no tiene rabo porque Ramón Ramirez se lo ha cortado"), el pobre hombre no obtenía por mi parte ni un ápice de evolución.............. Ni Ramón, ni Ramirez, ni San Roque, ni la paciencia de mi padre eran capaces de hacerme pronunciar el fonema que vuelve loco a todo extranjero que se precie. Ni p'arriba, ni p'abajo, ni p'alante, ni pa'tras...

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Pero, oigan, caballeras y señores, que un día con mis pañales en mano (o a lo mejor ya volando), mi pelo rubio y mis ricitos al viento me planté delante de mi santo padre, me quedé mirándolo y de repente, de la night a la morning le pronuncié sin titubeo la dichosa letrita que tanta rabia y complejo me provocaba hasta entonces. Y arrikitaun, tracatrá!"

Y ole yo, ole tú y ole el erre que erre!!

 Y que por esto y mil más te quiero, daddy mío, porque por tí sé que nada es imposible, que no todo se aprende a la primera, que la paciencia es un cohete camuflado y que hay que perseverar sin dar pie a rendirse nunca...

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 Y que Feliz Cumpleaños...
 Y que eres el mejor padre que existe...
 Y que punto...