1. LAS NUEVAS COMODIDADES
Analicemos primero algunas de las comodidades que tiene vivir en una ciudad como Londres (comodidades “del día a día”). Aquí dejo un top 3.
El cash back: no hay cosa más maravillosa que el hecho de que tu Tesco sea también tu cash point. Creo que cuando uno descubre que aquí se le puede pedir dinero a la cajera cuando se termina de hacer la compra del día a uno la vida se le hace muchísimo más fácil y fantástica. Y es que en ese momento el concepto de sacar dinero pasa a otra dimensión y la comodidad que esa dimensión aporta es absolutamente inenarrable.
La kettle: no hay invento mejor que este. Y es que no eres consciente de la cantidad de favores que te hace una kettle hasta que tienes una. Tener agua hirviendo en menos que canta un gallo es algo fabuloso. Y no, no solo se necesita agua hirviendo para hacer te (aunque sin duda esta es la main reason por la cual los ingleses la tienen en todas partes), sino que hay mil y un usos más. Poder hervir pasta y tenerla ready en un segundo, hacerse una limpieza de cutis casera un domingo por la tarde, desatascar una tubería de los años sesenta, quitar una mancha de vino del día anterior. Todo esto es de un useful imparable.
Comprar en la sección de productos a punto de caducar: el que diga que esto no produce un placer indescriptible, miente. Esta opción no está en todos los países (o al menos yo jamás lo he visto en el mío). Yo lo describiría como comprar en el límite del bien y del mal, sabiendo que si no te comes lo adquirido ese día ya no podrás comértelo nunca más. Pero este es un riesgo que se suple con el placer de pagar un precio ínfimo por algo por lo que otras personas pagaron el triple (porque no tuvieron la paciencia que tú tuviste de esperar a que estuviera en la zona de caducidad inminente).
2. COSAS NECESARIAS INNECESARIAS
Sin duda en esta ciudad hay miles de cosas que a uno no se le han pasado por la cabeza ni ha requerido jamás, pero, estas cosas, desde la primera vez que se tiene acceso a ellas se convierten en algo necesario de manera mágica. Aquí otro top 3.
Tarjetas de felicitación: aquí, para cualquier día, para cualquier ocasión, para cualquier cosa que quieras felicitar, para cualquier situación en la que quieras dar las gracias, o mostrar reconocimiento, o apoyo, o fe, o amor, o whatever the hell you want, tienes una tarjeta ya hecha. Y además con el diseño que te dé la gana (lo cual es rizar el rizo hasta el infinito y mas allá). Todos los colores, tamaños, texturas, diseños, dibujos, fotos, tipografías, textos. Un sinfín de creatividad que te deja hasta extasiado y que te vuelve un adicto a regalar una tarjeta a cada paso que das.
Flores en el supermercado: y es que en el lugar de donde yo vengo el tema de las flores se da 4 veces al año (y eso si eres muy afortunado). Aquí, sin embargo, no solo te regalan flores cada dos por tres y sin venir a cuento, sino que además te las puedes regalar tu mismo cada día. Ir a cualquier supermercado y comprarte un montón de floripondios por una cantidad mínima de pounds es una gozada de las que uno no se puede privar cuando la descubre.
Viajar en autobús urbano de dos pisos: esto no es tan innecesario, ya que estos dos pisos permiten llevar a mucha más gente en el autobús, pero este tipo de autobuses no se ven en otros sitios y la sensación de emoción infantil interna que te da cada vez que subes la escaleras y te sitúas en el segundo piso de uno de ellos (especialmente si te colocas delante del todo y sientes como si fueras el conductor) te tele transporta a tus más añorados momentos de la infancia.
3. EL BRITISH SUMMER
Dejando de lado las razones anteriores (aunque sin duda explican mucho el porqué de no moverme de aquí), creo que hay algo que influye más. Mucho más. Y este algo es el verano londinense. Cuando ya estás a punto de coger las maletas y salir corriendo harta de invierno es cuando llega el buen clima y transforma la ciudad. Y sería imposible redactar todo lo que se puede hacer en un British summer entero, pero de nuevo os dejo mi top 3.
Festivales: aquí la que escribe adora la música a niveles cósmicos. La música y la gente. Así que cuando alguien me mezcla gente y música consigue darme todo el placer necesario para explotar. Y es que otra cosa no, pero festivales de música en Londres hay hasta decir basta (y los hay de todo tipo). No hay nada mejor que pegarse un día de verano londinense en un parque, en mitad de la naturaleza, escuchando música y bailando como un piojo salvaje.
Barbacoas: esto es lo que yo llamo una house party en versión veraniega. Lo más curioso de las barbacoas es que el concepto consiste en ir a casa de otro a cocinar tu propia comida (a no ser que vayas a una más posh, que también las hay). Pero por supuesto para esto necesitas que alguien se haya pasado un rato (mucho rato) encendiendo la barbacoa, cosa que por lo que parece es de las más difíciles que existen en el planeta Tierra, así que muchas veces terminas solo bebiendo y lo de la barbacoa queda como algo simbólico. Pero un montón de gente metida en una casa (más bien en un garden) bebiendo, socializando y pasándolo maravillosamente es suficiente para aguantar unas horas sin comer (o comiendo miles de doritos).
Rooftop terraces: las hay en todas las zonas de Londres (aunque en Peckham y Dalston están mis favoritas). Sin duda ser partícipe de una puesta de sol en condiciones, con vistas a toda la arquitectura monumental de Londres (si puede aparecer St Paul’s Cathedral mejor) y acompañar todo esto por un buen Aperol Spritz (o uno detrás de otro) convierte el final de los días veraniegos en una experiencia de lo más reconfortante. Y es que no hay nada como recibir energía en forma de atardecer.
CONCLUSIÓN
Después de hacer toda esta lista, como cualquiera puede imaginar, tengo uno de esos momentos en los que no me quiero ir de aquí jamás en la vida (y a eso hay que sumarle que el sol lleva saliendo cuatro días seguidos). Y aunque también sé que en menos que cae un rayo se me irá la mente al dark side, he decidido que cuando eso ocurra escribiré la lista de razones por las que me iría corriendo de aquí. Y, quién sabe, a lo mejor en ese momento, al tenerlo todo written down, de repente descubro para donde se inclina la balanza, o a lo mejor, y ciertamente esta opción es más probable, descubro que en Londres te mantienes por una simple cuestión de equilibrio cósmico.
I love/hate London
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